sábado, 22 de marzo de 2008

LA MASACRE COLOMBIANA

Violación a la Carta de la OEA
La vida no vale nada, y si es de mexicanos, menos que nada...
Quito, 14 mar (EFE).- Los familiares de los jóvenes mexicanos que al parecer murieron en el campamento de las FARC atacado por militares colombianos en territorio ecuatoriano el pasado 1 de marzo pidieron hoy públicamente a su Gobierno que condene "el crimen" del que acusan al presidente de Colombia, Álvaro Uribe.
"Hacemos un extensivo llamado y tajantemente exigimos al Gobierno mexicano, encabezado por Felipe Calderón, al Congreso de la Unión, que se pronuncien, que condenen enérgicamente el crimen que cometió el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, y a todos los que en ese horrendo crimen están implicados", dijo hoy Marcelo Franco.Franco, padre de Fernando Franco, que presuntamente falleció en el ataque colombiano, señaló en rueda de prensa que si el Gobierno "permanece callado" a su llegada a la ciudad de México se hará "una presión increíble para que el pueblo de México obligue al Gobierno a pronunciarse y a exigir que ese crimen no quede impune".Asimismo, pidió que la Fiscalía de este país agilice los trámites para instaurar la denuncia por "este crimen horrendo", pues "es importantísimo dejar integrada la averiguación para llevar a la cárcel a esos criminales", puntualizó.
En rueda de prensa conjunta, los padres de los cuatro estudiantes mexicanos que estuvieron en el campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), aseguraron que permanecerán en Ecuador "lo mínimo necesario" y todos viajarán a su país con las cenizas de sus hijos una vez que las pruebas de ADN comprueben su identidad."Necesitamos llevar testimonio de este crimen para poder seguir esta denuncia a nivel internacional", señaló Franco, al tiempo que Álvaro González, padre de Juan González del Castillo, aseguró que los resultados de ADN de su hijo resultaron positivos y dijo que espera una misa conjunta antes de viajar a México.Telésforo Avilés, padre de Soren Ulises Avilés, descartó hoy rumores de prensa que dan cuenta de que su hijo era el asesor tecnológico y de informática de un grupo guerrillero en México."Esta es una auténtica calumnia", dijo al aclarar que su hijo fue siempre un "estudiante destacado" del Instituto Politécnico Nacional y añadió que jamás estuvo en alguna organización estudiantil.Avilés añadió que ya reconoció en el tanatorio de la policía el cuerpo de su hijo a través de las huellas digitales.El mexicano Javier Velázquez señaló que el cuerpo de su hermana Verónica, que se presume también estuvo en el campamento, aún no ha podido ser identificado en su totalidad.Los padres de Soren, Fernando, Juan y Verónica dicen no tener información del contacto que hicieron en Ecuador sus hijos para llegar hasta el campamento de las FARC.
La Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos (Aldhu), que representa legalmente a los mexicanos, ha ofrecido para las próximas horas un video con las declaraciones de Lucía Morett, la única mexicana que sobrevivió al ataque militar colombiano, junto a otras dos colombianas.Jorge Morett descartó que se haya solicitado asilo para su hija e indicó que ella será intervenida quirúrgicamente otra vez hoy, por lo que no saben cuándo saldrá del hospital donde está ingresada desde el pasado 2 de marzo.Marcelo Franco vinculó al Gobierno de Álvaro Uribe con el estadounidense dirigido por George W. Bush, al que tachó de "fascista", mientras que al primero tildó de "títere".Según Franco, los estudiantes mexicanos llegaron en la noche del 1 de marzo al campamento, por lo que "ni siquiera conocieron al jefe rebelde ni tuvieron contacto con los guerrilleros".
Los familiares reiteraron que plantearán una demanda internacional, aunque saben que "tardará mucho tiempo"."No importa el tiempo que tarde, pero ese asesino de Uribe y sus malditos criminales militares van algún día a parar en la cárcel", remarcó Franco.Ana María Ramírez, madre de Verónica, recordó que se conformó una "Asociación de padres de hijos masacrados en Sucumbíos", habló de un "terrorismo de Estado" e insistió en pedir una condena por parte del Gobierno de su país al asegurar que "el silencio es cómplice y puede convertirse en una cobardía de Estado". EFE

lunes, 17 de marzo de 2008

Importantes Diferencias, Imprescindibles Precisiones

LIBERALISMO ECONÓMICO

En el campo económico, para la ideología liberal, los controles diversos que imponía la sociedad medieval a la economía, constituían un corsé institucional que no favorecía el progreso. Corresponde, por tanto, un nuevo concepto que pudiera romper los esquemas rígidos de la economía medieval. En este orden, los teóricos liberales partieron del supuesto que el orden económico estaba regido por leyes tan rígidas y determinantes como las que regían el mundo físico. De allí, que la gran preocupación del economista liberal será la de descubrir las leyes económicas para adaptarse a las mismas. La principal de éstas es la de la "oferta y la demanda", destinada a regular los precios y los salarios, supuestamente, sin el menor error. Así, como extraña paradoja, se parte de la libertad para llegar a un determinismo sin alternativas en lo económico.
Para que este liberalismo económico pudiera tener su plena expresión, requería necesariamente el cumplimiento de ciertos requisitos básicos. En primer lugar, la libertad del individuo. A su vez, junto con exaltar la libertad individual y concebir a la sociedad como una suma de unidades yuxtapuestas que logran por si mismas el Bien Común, la función del Estado debe quedar reducida al mínimo. Esta doctrina reserva al Estado la función de vigía para que nadie atente contra la libertad de los demás y pueda darse el juego espontáneo de las libertades individuales. La misión básica del Estado, por tanto, se remite a defender y proteger la propiedad privada. Solo podrá intervenir como recaudador de impuestos subordinado a las necesidades de los gastos públicos. Pero, como extraña paradoja, en los fundamentos mismos del liberalismos se encuentren todos los presupuestos para que en nombre de la libertad se esclavice; en nombre de la igualdad se sumerja en la miseria a grandes sectores de la humanidad; en nombre del progreso regiones enteras se hagan más dependientes, y mientras naciones privilegiadas alcanzan el status de desarrollados, una inmensa mayoría queda en condiciones de subdesarrollados.De este modo, entre las doctrinas económico-sociales que más han marcado la historia de los dos últimos siglos, el liberalismo y su realización histórica, el capitalismo, ocupan un lugar tristemente privilegiado. Y no podría ser de otro modo, cuando por su exacerbado individualismo y egoísmo y los fundamentos que lo inspiran, los derechos económicos y sociales que de él derivan son negados para la inmensa mayoría de la población del mundo. Lo dicho, por cuanto gran parte de los graves problemas sociales que la humanidad enfrenta -desde comienzos del siglo XIX hasta nuestros días-, reconocen como causa principal a la ética individualista racionalizada sistemáticamente por el liberalismo, y a la maximización del espíritu de lucro, llevado como categoría suprema del quehacer económico por el capitalismo.
Al amparo del egoísmo personal como reacción frente a la inmovilidad medieval y en el centro cultural de un antropocentrismo creciente, el liberalismo demora casi cuatro siglos en formarse. Y a pesar de haber enfrentado varias crisis, su espíritu y diversas estructuras económicas y sociales que ha engendrado a través del capitalismo, demuestran su gran capacidad de adaptación y auto regeneración. Por todo ello, el liberalismo posee una enorme dosis de filtrabilidad sociocultural. Sus valores fácilmente penetran por todas partes y marcan la manera de ser y de pensar en las sociedades del mundo. Es por ello que vivimos en el clima cultural y ético que él ha formado. De allí, también la dificultad para desenmascararlo. Sus máximas: "los negocios son negocios", "siempre habrá pobres y ricos", "lo importante es ganar", etc., permean las sensibilidades morales más estoicas. Constituyen principios llenos de inhumanidad, sin embargo, son las máximas rectoras para la mayoría de nuestros contemporáneos.No obstante, hay que distinguir el liberalismo filosófico del económico. Son diferentes, en tanto el primero, contribuyó de un modo decisivo al establecimiento de los DDHH en su categoría de derechos civiles y políticos y, el último, fue y sigue siendo un elemento doctrinario de la crisis, al negar derechos económicos y sociales para gran parte de la población del mundo.
Así, en la medida que el sentido y alcance de las ideas sean un factor de crisis o inestabilidad en los DDHH, el liberalismo económico sigue siendo un elemento de esa crisis o de esa inestabilidad. Podemos concluir, a la luz de sus propios resultados, que la historia del liberalismo económico ha sido una historia dramática de omisiones, olvidos y distracciones. El desprestigio fundado que pesa sobre el liberalismo, confundido con su forma más defectuosa -el liberalismo económico-, es un inmenso trágico ejemplo de eso. Y lo grave es que parece que no hubiera sensibilidad para captarlo. Porque resulta un hecho de la historia, que el sistema económico y social nacido del liberalismo que orienta la economía exclusivamente en función del beneficio privado, no es la perfección, no es la justicia, ni modo de garantizar en plenitud la distribución de la riqueza social, ni las conquistas de nuestros fundamentales derechos, puesto que, todavía es la esencia de lo que divide a los hombres en clases irreductiblemente opuestas y, más que eso aún, a las naciones en ricas y pobres.

EL NEOLIBERALISMO

Una nueva ideología muchas veces en la historia se han producido coincidencias pocos felices. Ello, a propósito de que la caída de los regímenes militares en América Latina, coincide con el advenimiento de una nueva forma de vida para todos los habitantes del planeta. No se trata sólo de una nueva fase económica -como suele creerse-, más que eso, se trata de una nueva ideología más cerrada que todas las anteriores. Ni más ni menos, la presencia de un nuevo monstruo lanzado al escenario que se revela mucho más terrible que todos los flagelos anteriores: el "neoliberalismo". Una ideología que no sólo está envolviendo al mundo occidental, sino que a todas las regiones del planeta.El neoliberalismo, no surgió -como suele creerse- con Margaret Thatcher y Donald Reagan en la década del 80. Su punto de partida se sitúa con el "Camino a la Servidumbre", de Friederich Hayek, escrito en el año 1944. En tal libro, Hayek, plantea un ataque virulento contra toda participación del Estado que pueda limitar los mecanismos propios del mercado, denunciando cualquier posición en tal sentido, como una amenaza letal a la libertad, tanto económica como política.
Se argumenta, que el igualitarismo del periodo promovido por el Estado de Bienestar, destruía la libertad de los ciudadanos y la vitalidad de la competencia, de la cual dependía la prosperidad de todos. Desafiando el consenso oficial de la época, teorizan la "desigualdad" como un principio asociado a un valor positivo, imprescindible en sí misma, y de la que precisaban las sociedades occidentales. Sin embargo, por las condiciones imperantes en el periodo, tal mensaje se mostró irrelevante por más de 20 años.Es sólo a principios de la década del 70 cuando encuentra un momento favorable para sus ideas. Momento, en que el mundo capitalista avanzado cayó en una larga y profunda recesión con bajas tasas de crecimiento y altas tasas de inflación. La raíz de la crisis, aseguraban, estaban localizadas en el poder nefasto de los sindicatos y de los movimientos políticos obreros, que habían socavado las bases de la acumulación privada con sus presiones reivindicatorias sobre los salarios y con su presión parasitaria para que el Estado alimentase cada vez más los gastos sociales.
Neoliberalismo económico

Dentro del marco de esta nueva ideología, la evolución de la base económica ha llevado en el presente, a que se deje de hablar del liberalismo para hacer referencia al neoliberalismo. Por tanto, quién se refiera a la economía de hoy con los conceptos del liberalismo pasado, da pruebas de estar atrasado con respecto a como se presenta en nuestros días la base económica, en su nueva fase.El liberalismo económico ya no se encontraría en condiciones para reconocer la existencia del gran monopolio en su nueva fase. Ello, porque las multinacionales de hoy expresan la negación de las ideas liberales en su estado puro originario. El monopolio, en su nueva fase, es la negación del pensamiento económico liberal, en la medida que éste último se basa en la idea de la libre competencia como modo de hacer la economía. Y bien sabemos, que con el carácter actual que adquieren las multinacionales cualquier propósito de competencia carece ya de todo sentido. Por ello, se le ha agregado al liberalismo el prefijo "neo", para distinguirlo del liberalismo clásico. Porque en el nuevo escenario, el neoliberalismo establece su propia estrategia, ahora, a escala planetaria.
En esta nueva perspectiva, el neoliberalismo desborda ahora las fronteras de los Estados nacionales para imponer un estilo de economía hasta en las más apartadas localidades. Para ello, ha logrado que el Estado de Bienestar como regulador de las relaciones intermonopólicas, se salga de la escena para que los supermonopolios se disputen "libremente" entre si el poder de los centros económicos mundiales. Esta estrategia le ha reservado su papel a las naciones dependiente, porque mientras en el Primer Mundo los supermonopolios hacen a un lado al Estado, en nuestra región se intenta, además, que nuestros Estados sean impotentes para proteger la soberanía nacional y puedan entrar con mayor facilidad los supermonopolios del Primer Mundo. De este modo, los países más desarrollados exigen en nuestros pueblos normas que no necesariamente se dan en los suyos y, consecuentemente, establecen un estado de dependencia mucho más fuerte.
El caso más expresivo de esto último lo tenemos, por ejemplo, cuando EEUU intenta imponer sus ideas a nuestros países pero no hace efectivas esas mismas ideas en el suyo propio. Cuando nos dice que no debemos tener déficit presupuestarios, se da el lujo de tener un déficit de más de 400 mil millones de dólares. Cuando nos dice que no tengamos déficit comercial, el suyo es el más grande en proporciones abismales. Cuando nos estimula a no hacer más políticas proteccionistas, las principales políticas proteccionistas tienen lugar en el propio EEUU. Cuando nos convoca a no subsidiar nuestra industria y agricultura, sin embargo, subsidia las propias, etc... ¿A qué equivalen estas políticas desde EEUU y el FMI? Equivalen -dice Fidel Castro- a convocar a una competencia de fútbol, entre los campeones olímpicos y un equipo de kindergarten, pero con las mismas reglas.Un segundo elemento parte del supuesto que crecimiento es sinónimo de desarrollo. Esta es la impresión más fuerte que se ha adentrado en los economistas actuales.
Sin embargo, numerosas estadísticas y el análisis de distintos variables de agentes económicos diversos, echan por tierra el supuesto de esta relación y, más aún, la dramática realidad social de las masas pobres que pueblan casi las tres cuartas partes del planeta. No obstante, pese a los resultados sociales cada vez más regresivos, los responsables políticos de nuestro continente persisten en seguir imponiendo la política neoliberal, fundado en la idea supuesta de que crecimiento es igual a desarrollo y que en un mundo que es cada vez mas integrado e interdependiente lo esencial es promover e incentivar esta relación. Se confunde así, el éxito de determinados indicadores (los macroeconómicos) con el desarrollo, tomándolo como un éxito global. No se tiene en cuenta que la primera de estas variables sólo favorece a un sector mínimo del sector económico (exportaciones, banca, industrias, telecomunicación, etc.), en tanto el ciudadano de a pie, el que vive de un trabajo, el que vive sólo en el marco de la microeconomía familiar, este desarrollo sólo lo vive en los noticieros de la televisión o titulares de los diarios.Un tercer elemento, se encuentra vinculado a lo que se ha dado en llamar "proceso de integración". Un proceso que, como todo proceso, tiene su lado positivo y otro negativo.
Su aspecto más favorable lo muestra el hecho de que por ser un proceso de integración económica a nivel global, se caracteriza por la descentralización de la producción, generando costos de fabricación más reducidos y bienes y mercancías de consumos con coeficientes de calidad y precio netamente mejorados. Paralelamente, se produce una eliminación progresiva de las fronteras económicas entre los distintos países, generando con ello la liberación de los flujos y transacciones a todos los niveles, tocando tanto la eliminación de las barreras institucionales y legales, lo que deja en total indefensión a las políticas de cortes nacionales. Y si la integración económica neoliberalista ha producido, objetivamente, una rebaja de precios en todos los productos en que se encuentran implicados las nuevas tecnologías, a su vez, ha producido una regresión en la distribución de la riqueza social, sin perjuicio de la aparición cada vez más masiva de los empleos precarios desprovisto de cobertura social, alta tasa de desempleos, marginalidad social y otros fenómenos.

martes, 11 de marzo de 2008

MANOS LIMPIAS, MANOS SUCIAS

LA HIPOCRESIA DE UN CALDERONISTA MAS
La fracción de Convergencia en la Cámara de Diputados anunció esta mañana que tienen más contratos en los que se vincula al secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, en la firma de contratos con Pemex.
En conferencia de prensa, Alejandro Chanona, coordinador de Convergencia, acompañado del diputado de su fracción, Elías Cárdenas, informó que tienen en su poder copias de más contratos en los que se puede presumir que Mouriño incurrió en tráfico de influencias. Estos documentos, añadió, son independientes a los que anunció Andrés Manuel López Obrador esta mañana, aunque dice que no ha verificado si se trata de los mismos.
Y es que esta mañana el perredista dio a conocer dos nuevos contratos que presuntamente involucran al actual secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, con el delito de tráfico de influencias.
En la conferencia de Convergencia, Elías Cárdenas explicó que uno de los contratos fue firmado en 2001, por 840 mil pesos, por la empresa “Ivancar”, cuando el secretario de Gobernación era diputado y presidente de la comisión de Energía.
Otro contrato dado a conocer, no fue firmado por Mouriño pero era accionista. Con fecha del 1 de junio de 2005, según explicó Elías Cárdenas, está actualmente vigente, al 31 de diciembre de este año. Por ello, podría caer en conflicto de intereses, toda vez que Juan Camilo Mouriño, aseguró Elías Cárdenas, ya era funcionario de la Secrearía de Energía.
La fracción también dio a conocer que los contratos fueron adjudicados de forma directa, y no por licitación, a través de un convenio marco entre Canacar y Pemex, que desde su punto de vista buscaba darle “la vuelta a la ley”.
Chanona confirmó que estos nuevos documentos serán integrados al primer expediente que entregó Andrés Manuel López Obrador. Insistió en que debe de constituirse la comisión Mouriño en el Congreso para investigar al funcionario.
Informó que hoy lunes a las seis de la tarde, los coordinadores del Frente Amplio Progresista (FAP), es decir PRD, Convergencia y PT se reunirán en la casa de Andrés Manuel López Obrador, en la colonia Roma, para definir la estrategia a seguir con los contratos y la petición de crear la comisión especial.
La Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados se reunirá mañana para abordar el tema

DISCURSOS DE ERNESTO GUEVARA


MENSAJE A LOS PUEBLOS DEL MUNDO

(FRAGMENTO)


En este continente se habla prácticamente una lengua, salvo el caso excepcional del Brasil, con cuyo pueblo los de habla hispana pueden entenderse, dada la similitud de ambos idiomas. Hay una identidad tan grande entre las clases de estos países que logran una identificación de tipo «internacional americano», mucho más completa que en otros continentes. Lengua, costumbres, religión, amo común, los unen. El grado y las formas de explotación son similares en sus efectos para explotadores y explotados de una buena parte de los países de nuestra América. Y la rebelión está madurando aceleradamente en ella.
Podemos preguntarnos: esta rebelión, ¿cómo fructificará?; ¿de qué tipo será? Hemos sostenido desde hace tiempo, que dadas sus características similares, la lucha en América adquirirá, en su momento, dimensiones continentales. Será escenario de muchas grandes batallas dadas por la humanidad para su liberación.
En el marco de esa lucha de alcance continental, las que actualmente se sostienen en forma activa son sólo episodios, pero ya han dado los mártires que figurarán en la historia americana como entregando su cuota de sangre necesaria en esta última etapa de la lucha por la libertad plena del hombre. Allí figurarán los nombres del comandante Turcios Lima, del cura Camilo Torres, del comandante Fabricio Ojeda, de los comandantes Lobatón y Luis de la Puente Uceda, figuras principalísimas en los movimientos revolucionarios de Guatemala, Colombia, Venezuela y Perú.
Pero la movilización activa del pueblo crea sus nuevos dirigentes: César Montes y Yon Sosa levantan la bandera en Guatemala, Fabio Vázquez y Marulanda lo hacen en Colombia, Douglas Bravo en el occidente del país y Américo Martín en El Bachiller, dirigen sus respectivos frentes en Venezuela.
Nuevos brotes de guerra surgirán en estos y otros países americanos, como ya ha ocurrido en Bolivia, e irán creciendo, con todas las vicisitudes que entraña este peligroso oficio de revolucionario moderno. Muchos morirán víctimas de sus errores, otros caerán en el duro combate que se avecina; nuevos luchadores y nuevos dirigentes surgirán al calor de la lucha revolucionaria. El pueblo irá formando sus combatientes y sus conductores en el marco selectivo de la guerra misma, y los agentes yanquis de represión aumentarán. Hoy hay asesores en todos los países donde la lucha armada se mantiene y el ejército peruano realizó, al parecer, una exitosa batida contra los revolucionarios de ese país, también asesorado y entrenado por los yanquis.
Pero si los focos de guerra se llevan con suficiente destreza política y militar, se harán prácticamente imbatibles y exigirán nuevos envíos de los yanquis. En el propio Perú, con tenacidad y firmeza, nuevas figuras aún no completamente conocidas, reorganizan la lucha guerrillera. Poco a poco, las armas obsoletas que bastan para la represión de pequeñas bandas armadas, irán convirtiéndose en armas modernas y los grupos de asesores en combatientes norteamericanos, hasta que, en un momento dado, se vean obligados a enviar cantidades crecientes de tropas regulares para asegurar la relativa estabilidad de un poder cuyo ejército nacional títere se desintegra ante los combates de las guerrillas. Es el camino de Vietnam; es el camino que deben seguir los pueblos; es el camino que seguirá América, con la característica especial de que los grupos en armas pudieran formar algo así como Juntas de Coordinación para hacer más difícil la tarea represiva del imperialismo yanqui y facilitar la propia causa.
América, continente olvidado por las últimas luchas políticas de liberación, que empieza a hacerse sentir a través de la Tricontinental en la voz de la vanguardia de sus pueblos, que es la Revolución cubana, tendrá una tarea de mucho mayor relieve: la de la creación del segundo o tercer Vietnam o del segundo y tercer Vietnam del mundo.
En definitiva, hay que tener en cuenta que el imperialismo es un sistema mundial, última etapa del capitalismo, y que hay que batirlo en una gran confrontación mundial. La finalidad estratégica de esa lucha debe ser la destrucción del imperialismo. La participación que nos toca a nosotros, los explotados y atrasados del mundo, es la de eliminar las bases de sustentación del imperialismo: nuestros pueblos oprimidos, de donde extraen capitales, materias primas, técnicos y obreros baratos y a donde exportan nuevos capitales -instrumentos de dominación-, armas y toda clase de artículos, sumiéndonos en una dependencia absoluta. El elemento fundamental de esa finalidad estratégica será, entonces, la liberación real de los pueblos; liberación que se producirá, a través de lucha armada, en la mayoría de los casos, y que tendrá, en América, casi indefectiblemente, la propiedad de convertirse en una revolución socialista.
Al enfocar la destrucción del imperialismo, hay que identificar a su cabeza, la que no es otra que los Estados Unidos de Norteamérica.
Debemos realizar una tarea de tipo general que tenga como finalidad táctica sacar al enemigo de su ambiente obligándolo a luchar en lugares donde sus hábitos de vida choquen con la realidad imperante. No se debe despreciar al adversario; el soldado norteamericano tiene capacidad técnica y está respaldado por medios de tal magnitud que lo hacen temible. Le falta esencialmente la motivación ideológica, que tienen en grado sumo sus más enconados rivales de hoy: los soldados vietnamitas. Solamente podremos triunfar sobre ese ejército en la medida en que logremos minar su moral. Y ésta se mina infligiéndole derrotas y ocasionándole sufrimientos repetidos.
Pero este pequeño esquema de victorias encierra dentro de sí sacrificios inmensos de los pueblos, sacrificios que debe exigirse desde hoy, a la luz del día, y que quizás sean menos dolorosos que los que debieron soportar si rehuyéramos constantemente el combate, para tratar de que otros sean los que nos saquen las castañas del fuego.
Claro que, el último país en liberarse, muy probablemente lo hará sin lucha armada, y los sufrimientos de una guerra larga y tan cruel como la que hacen los imperialistas, se le ahorrarán a ese pueblo. Pero tal vez sea imposible eludir esa lucha o sus efectos, en una contienda de carácter mundial y se sufra igual o más aún. No podemos predecir el futuro, pero jamás debemos ceder a la tentación claudicante de ser los abanderados de un pueblo que anhela su libertad, pero reniega de la lucha que ésta conlleva y la espera como un mendrugo de victoria.
Es absolutamente justo evitar todo sacrificio inútil. Por eso es tan importante el esclarecimiento de las posibilidades efectivas que tiene la América dependiente de liberarse en formas pacíficas. Para nosotros está clara la solución de este interrogante; podrá ser o no el momento actual el indicado para iniciar la lucha, pero no podemos hacernos ninguna ilusión, ni tenemos derecho a ello de lograr la libertad sin combatir. Y los combates no serán meras luchas callejeras de piedras contra gases lacrimógenos, ni de huelgas generales pacíficas; ni será la lucha de un pueblo enfurecido que destruya en dos o tres días el andamiaje represivo de las oligarquías gobernantes; será una lucha larga, cruenta, donde su frente estará en los refugios guerrilleros, en las ciudades, en las casas de los combatientes -donde la represión irá buscando víctimas fáciles entre sus familiares- en la población campesina masacrada, en las aldeas o ciudades destruidas por el bombardeo enemigo.
Nos empujan a esa lucha; no hay más remedio que prepararla y decidirse a emprenderla.